Viajar es un modo de vida. El mundo literalmente se abre a tus pies para mostrarte una realidad completamente diferente. La primera vez que lo hice a lo grande tenía 19 años, ahí estaba yo con todos mis miedos y carencias económicas logrando un sueño con mis propios medios. Para conseguirlo, había vendido mi coche y ahorrado los tres pesos que ganaba en un trabajo de medio tiempo. Valió cada centavo desde el primer segundo que me paré frente a la Torre Eiffel: cuando la vi por primera vez, ahí, toda grandota, levanté la mirada y noté que con la punta tocaba el cielo. Entonces, descubrí que los sueños sí se cumplen y que se puede tocar el cielo si lo deseas con todas tus fuerzas, no importan las circunstancias. A partir de entonces, regreso a ella cada vez que puedo. Cambió mi vida se volvió mi ancla: me paro frente a ella para recordarme que siempre puedo llegar tan lejos como me proponga, por difícil que parezca.
Dicen que los viajes son espacios que diseña Dios o el destino en tu vida para darte las respuestas que necesita tu alma, y yo tenía muchas preguntas por resolver en la cabeza, así que, sin más, esta vez decidí tomar una maleta e ir a dar una pequeña vuelta al mundo: no para escapar sino para encontrarme en cada esquina y cada ser que conociera en ella.
Si este también es tu caso, ahora que se acercan las vacaciones y en una época en que se nos revuelve todo, aprovecha y viaja. Viaja con la mejor compañía: tú. No tienes que esperar a juntar tus sueños con los de alguien más, ni amigos ni novios, tú eres la amiga más chingona que podría acompañarte a un viaje, créeme. No importa el lugar que elijas, la vida pondrá en tu camino aquello que necesitas. Si te animas, aquí te dejo algunos consejos para viajar sola y no morir en el intento:
1. Planea tu itinerario pero no lo sigas al pie de la letra. El destino siempre tiene preparadas mejores cosas. Sólo déjate llevar. Los viajes son como rompecabezas que se van armando perfectamente pieza por pieza.
2. Viaja realmente sola. Sí, ya sé que todo esto va de viajar sola, pero hazlo de verdad. Deja el pasado en casa, no te lleves el recuerdo de nadie: ni al ex novio al que te mueres por contarle cada segundo de vida porque platicaron mil veces ese viaje, ni al nuevo galán que te deja en visto en WhatsApp y te mantiene ansiosa. Disfrútate a ti misma, sin ataduras.
3. Viaja con lo que puedas cargar. Literal. Lo único indispensable es el pasaporte y la tarjeta del banco. Nadie va ayudarte a cargar tu equipaje, metafóricamente hablando y en la realidad. Viajar ligera te hace poder guardar más recuerdos y no tener que sufrir en cada aeropuerto, parada de tren o autobús porque nadie le carga las maletas a la princesa. Las princesas esperan a que su príncipe las rescate, tú esperas el siguiente avión y se te va si no corres. Recuerda eso.
4. Lleva huevos. Muchos huevos. La soledad no es buena compañera si no sabes manejarla. Vas a odiarte pero también vas a amarte. Sin embargo, al final de cuentas, debes ser la persona a la que mejor le caigas y el fin de todo esto es aprender a amar cada poro de tu piel.
5. Olvídate de las redes sociales. No te preocupes por actualizar tu status en Facebook ni por cuál es el mejor filtro para tu foto en Instagram. Disfruta. Los mejores recuerdos son los que te llevas en la mente, no hay foto que pueda expresar lo que estarás viviendo. No obstante, está bien tomar fotos para compartir las vivencias con las personas que te importan y a las que importas y que tal vez no tienen la suerte de poder viajar.
6. Aprende otros idiomas. No tienes que estudiar mil años una lengua, con que aprendas las palabras importantes te prometo que harás más amigos que nunca. Y en el camino, si encuentras un compañero de viaje, tráetelo como souvenir. No hay nada más sexy que un acento. Además, el amor no se trata de encontrar príncipes azules sino de encontrar compañeros de viaje.
7. Aprende de la gente. Los libros para turistas siempre te cuentan las cosas básicas que hacer en cada lugar pero lo mejor es ver cómo viven los locales, qué comen, qué hacen en su vida diaria, cuáles son sus verdaderas tradiciones. Cuando hayas aprendido ésto, sabrás lo que ningún libro enseña.
8. Come. Come todo lo que puedas, ya habrá tiempo para las frutas y verduras. Come en la calle, lo que preparan en las casas, lo que venden en los mercados. Prueba de todo. Comer es uno de los placeres más exquisitos de la vida. Además, las lonjitas de una mujer feliz son las más sexys.
9. Camina por donde los libros de turistas no dicen. Comprueba que “los caminos de la vida no son como tú pensabas”, como dice la canción. No tengas miedo a perderte, al final encontrarás la salida y, seguro, más experiencias de las que imaginabas.
10. Usa tu sensor del peligro. No se trata de ir por la vida pensando que todos son unos asesinos, pero sé prudente. Tu instinto no falla. Siempre sabrás en dónde no debes meterte.
11. Despierta temprano y duérmete tarde. Ya tendrás tiempo para dormir cuando regreses a casa.
12. Escribe todo lo que viviste. Mándate un WhatsApp a ti misma, abre un blog o empieza un diario. Escribir es la mejor forma de inmortalizar esos momentos.
Cuando vuelvas, no olvides que sí, están increíbles los monumentos, las ciudades, los chavos, la comida, pero lo más importante son las respuestas que llevas dentro. Y al final, prepárate para la cruda post-viaje. Que pega y duro. La vorágine de ideas que traerás dentro serán demasiadas. Pasarás tanto tiempo con tus sueños y tus pensamientos que no sabrás distinguir entre la realidad y la fantasía. Tendrás el tiempo suficiente para revolucionar tu cabeza, pero quizás no para procesarlo. Recoger todo lo aprendido y poner de nuevo los pies en la tierra lleva tiempo, así que duerme, tómate una aspirina de realidad, sigue adelante… y piensa que ya falta menos para el siguiente viaje.
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