Desde que tengo uso de razón, he escuchado esa frase y la he dicho otras tantas miles de veces. Lo escuchas de tus amigas, de toda tu dinastía familiar, en las películas, las novelas, las revistas, las canciones y lo hemos repetido tanto que lo traemos tatuado en el cerebro.
Crecimos y nos reprodujimos con la creencia de que “todos los hombres son iguales” y es una creencia totalmente equivocada.
Todos los hombres son completamente diferentes. Los hay altos, chaparritos, feos, guapos, con ondita, gordos, flacos, rubios, morenos, musculosos, con pancita, con barbita de tres días, rasurados, con pelito corto, con pelito despeinado, con pelo en pecho como tejidos a mano, lampiños, amorosos, fríos, calientes y muy calientes.
Hay hombres que lo tienen chiquito, otros grande y otros sólo no saben dónde tienen el corazón, pero todos tienen.
Hay buenos amantes, malos, pésimos y otros a los que les pondrías un altar en oro puro sí se pudiera, en agradecimiento a su buen desempeño.
Entonces: No sé de dónde sacamos que todos los hombres son iguales. ¿Quién lo dijo? ¿En qué libro venía esa frase? ¿La esculpieron en piedra nuestros ancestros? Más bien creo que la esculpimos en nuestros cerebros.
Y normalmente la frase viene acompañada de “son infieles, mentirosos y cabrones”, pero más bien creo que así nos los buscamos nosotras. Los hombres no nacen con un gen de cabrón, pero si tú disfrutas del drama de la vida, todos los hombres que te topes seguro serán así.
Eres lo que crees y lo que creas. Y en esta creencia puedes construir un infierno o un paraíso para tu vida. Y eres la única que tiene el poder para cambiarlo, transformarlo. ¿Por qué los hombres que llegan a tu vida son siempre iguales? ¡Pues por qué siempre los pides así!
He escuchado muchas mujeres que dicen que les gustan los hombres malos, porque los buenos dan flojera, bueno, pues el universo se ha encargado de darnos a esos hombres malos mientras sigamos pidiéndolo.
Es como cuando pides en un catálogo de zapatos. No pides unos zapatos y ya. Si pidieras sólo eso, te traerían unos zapatos que quizás no te gusten, no te queden, te lastimen. Entonces, pides unas botas modelo A54, con tacón del 10, cafés, del número 37, de piel y entonces cuando te llegan no recibes sorpresas, son exactamente las que querías. Pues lo mismo sucede con el catálogo de hombres, el universo, la vida, o en lo que quieras creer te va a traer al hombre que pidas, así que pide exactamente lo que quieres.
Borra esa frase de tu cerebro y no le llames mala suerte a las cosas que te pasan por no saber escoger bien o porque no sabes pedirle al universo. Eres prisionera de tu propia trampa, del conjuro que haces más fuerte cada vez que te pasa algo malo y lo justificas con “todos los hombres son iguales”.
Haz una lista, se sincera contigo y pide, en serio, el universo tiene magia y te cumple todo lo que quieres. Pero ten cuidado con lo que pides, porque siempre se hace realidad. Siempre. No hay fallas. Así que pide algo que realmente te haga feliz, por más loco que suene, pide desde el corazón. Dibújalo en tu mente y déjalo que fluya.
Cambia tu pedido al universo, que no todos los hombres son iguales, crece, hazte responsable de tu vida y de tus peticiones. Atrévete a salir de tu área de confort y atrévete a pedir un hombre diferente al que siempre haz pedido.
Hace mucho tiempo que decidí dejar de repetir que todos los hombres son iguales, dejé de pensarlo, dejé de escuchar a mis amigas que lo repetían y entonces empecé a conocer a hombres particularmente diferentes, de esos buenos de corazón, de esos que llegan a tu vida para enseñarte que el amor es magia.
Y mientras llega el hombre correcto, disfruto viendo el catálogo de hombres, me dijeron que este mes llegaron nuevos productos y creo que voy a pedir un par que quedan perfecto con las botas que pedí.
Hola María Rebeca, vi el reportaje sobre tu sitio en Imagen… Da alivio saber de una mujer que cuestiona el mito de que «todos los hombres son iguales», e iguales en lo malo, no en lo bueno, que mucho o poco podamos ofrecer… Un mito que yo también cuestiono cada vez que tengo oportunidad… Es interesante tu postura sobre la soltería de las mujeres que, a diferencia de los hombres, es una situación que aún mucha gente en México señala con mala leche… En los hombres es distinto, a los solteros se nos ve (tengo 46 y nunca me he casado ni tengo hijos casi por convicción) casi como héroes, como los ganones en la batalla contra el sexo opuesto, con una amplia sonrisa de triunfo tras cada relación fallida… Pero esto también es un mito… Un mito que encubre el desasosiego de la soledad, los temores y las frustaciones de relaciones pasadas que nos estropean la posibilidad de entrar a una nueva que sea diferente… Estudié comunicación y me formé como periodista; hace unos tres meses publiqué mi primer libro de poesía; ahora estoy pensando en escribir sobre este tema y otros referentes a la masculinidad.. Te invito a darle un vistazo a mi libro http://despertarencasa.com/ Felicidades por tu blog. Saludos.