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Desde que somos niñas las mujeres estamos educadas para ser madres, nos compran muñecas a las que nos enseñan a cuidar y dar de comer, a las que debemos pasear, vestir y cargar con nosotras. Y conforme vamos creciendo somos acompañadas de frases como “cuando seas madre”, “ya verás cuando tengas hijos”, “ay, ya dame nietos”, “ya es hora”, como si fuera un mandato de la naturaleza y una obligación tener hijos.

Nadie te pregunta si quieres o no quieres tener hijos. Nadie te pregunta cómo es que te gustaría tenerlos y sobre todo nadie te cuenta que tener hijos es más que postear en Facebook fotos de bebés bonitos sonriendo, implica mucha responsabilidad tanto moral como financiera, y sobre todo muchísimo muchísimo amor y paciencia. Nadie te cuenta lo difícil que es educar a un hijo o lo que cambia tu vida, no sólo para bien. Tengo algunas amigas que hoy, aún con hijos se cuestionan si fue lo mejor, pero es que nadie te pregunta. Ya está dado por hecho: TIENES QUE.

Conforme pasan los años, ese “TIENES QUE” se convierte en una presión social, un se te va a ir el tren, te vas a hacer vieja, se te van a pasar los años, se te van a acabar los óvulos, se va a enojar la matriz, si esperas demasiado te vas a arrepentir, eres una egoísta, quién te va a cuidar cuando seas vieja, no vas a ser una mujer completa. TIENES QUE.

Y el bendito reloj biológico suena como esos relojes de pared cada segundo dentro de nuestra cabeza ejerciendo presión sobre nosotras para correr y tener hijos como sea posible. Y ahí tienes a tu reloj, tu familia, tu pareja, tus amigas, las redes sociales, tu cabeza y una sociedad demandante juntos de la mano echándote porras para que decidas y decidas pronto: ¡Corre, que si no no serás una mujer realizada!. ¡Corre, congela óvulos!, ¡Inseminación!, ¡Corre, acuéstate con cualquiera y ten hijos aunque no estés enamorada! ¡Corre, corre, tu esposo quiere un hijo! ¡TIENES QUE ser madre ya!.

¿Dónde queda el libre albedrío? ¿Tu capacidad de decisión? ¿Tus convicciones? ¿Tus sentimientos? Y sobre todo ¿Tus tiempos? ¿Tu felicidad?. La vida no es una carrera de obstáculos que hay que cumplir cabalmente: Nace, crece, cásate, reprodúcete, trabaja, paga la hipoteca y muere. Se trata de que cada quien sea feliz a su manera y en el ritmo en que cada uno se sienta cómodo.

Y la presión por ser madre no lo es todo, también existe la presión por formar parte de “El Club”. Ese club de “padres de familia” donde la gente te excluye de sus pláticas, te dejan fuera de los cumpleaños de sus hijos, de reuniones, incluso de su vida. Como si fueras un ser de otro planeta que no entiende o no merece pertenecer. Pero el hecho de no tener hijos no quiere decir que mis aportaciones o consejos no sean importantes, o que no sienta amor por esos seres pequeñitos que corren a mi alrededor. Tengo un amor infinito por mis sobrinos y por los hijos de mis amigas a quienes consiento con mucho amor y regalos y me derrito cada que me hacen una carita y sufro cuando se enferman y me canso cuando me hacen correr tras ellos. Y acá va una noticia importante, los que no tenemos hijos: También tenemos corazón.  Soy una tía encantadora con mucho amor bonito en el corazón se los juro.

Tener hijos porque te sientes sola, porque te casaste y “ya toca”, porque quieres “amarrar” a una pareja, porque quieres tener una razón de vivir, porque sientes una presión social, porque es la ilusión de tu esposo, de tu madre, o para sentirte una mujer completa son las razones más tristes por las que podrías tener un hijo. Tener hijos como quien va a una tienda y compra algo hará que haya muchas vidas incompletas. Tu felicidad, tu éxito son inherentes a un hijo.

Esto no se trata de formar parte de algún equipo, los que tienen hijos y los que no tienen hijos, o de convencerte que no los tengas, se trata de tus tiempos, de tu felicidad, de tomar decisiones por las razones correctas. De dejar a un lado el “deber ser” para acercarnos más a lo que nos dicta el corazón. Conozco amigas que toda la vida dijeron que no querían tener hijos y hoy tienen unos hermosos y amigas que llevan años deseándolo y la vida no se los ha concedido. Yo hoy tengo muy clara mi decisión, yo quiero la “Cajita Feliz” no sólo el premio, pero sé que la vida me ayudará a decidir correctamente, no los demás, por eso llevo hoy tres hojas escritas para este blog pidiéndole al mundo que dejen de preguntarme, esto es algo personal. La presión por decidir y apresurar las cosas nos fastidia la vida. La respuesta llegará. El reloj biológico te prometo no tiene tu teléfono y te llamará para decirte cuándo ser mamá.

Hay personas que gastan miles de pesos y lágrimas por tener un hijo a como de lugar y después de mucho esfuerzo no lo logran. No está mal intentarlo, pero te mereces luchar por una ilusión que no acabe con tu salud, tu paz mental, tus relaciones y tu vida. Un hijo puede ser lo más bonito en el mundo pero no lo será si es a cambio de tu sufrimiento. Hoy en día hay mil formas de tener hijos, sin forzarlos. Y si la biología no ayuda, y el corazón te lo dicta, también hay otros corazones esperándote para que los adoptes y los ames con todo tu ser. Así que no corras. No escuches las vocecitas internas y externas que te presionan. Si lo intentas y no sucede olvídate del tema y recupera tu paz, reconcíliate contigo misma y como en todo, cuando sueltas llega. Recuerda que tu vida es valiosa ahora tal como es. Eres una mujer en toda la extensión de la palabra sin importar tus decisiones sobre la maternidad.

A veces creemos que podemos jugarle al “Dios” y que puedes manipular el destino, pero la verdad es que creo firmemente que “amor bonito, mortaja e hijos, del cielo bajan”, y más allá de si crees en el cielo o en el Dios que quieras, la vida te pone siempre en el camino correcto en el tiempo correcto, con la persona correcta y que lo único que puede hacerte feliz es FLUIR con la vida. Haz tus cosas, tu vida como se te de la gana, eres una mujer completa cuando eres feliz y si serás madre o no lo dictará tu corazón. Si te hace sufrir, si te hace dudar, no es el momento y forzar las cosas sólo te hará infeliz. El tiempo y la decisión de ser madre o no sólo la tienes tú. Tener hijos también es cuestión de amor bonito.

Ilustración: Sara Herranz.