Cuando éramos niñas nos metíamos debajo de las sábanas cuando había un problema y cerrábamos los ojos fuerte fuerte esperando que todo se solucionara mágicamente. Hoy cuesta más trabajo despertarse, hoy no podemos cerrar los ojos y esperar a que mágicamente todo tome su rumbo. Hoy el dolor es diferente y la única forma de que se vaya es saliendo de la cama y enfrentándolo. Te va a doler, mucho, y ese dolor te dará muchas lecciones, y luego vas a enojarte con la vida, con el amor, con el otro, con lo que sea a lo que quieras echarle la culpa, pero desde ahí no podrás tomar decisiones, así que sólo deja que el tiempo llegue con su sabiduría para que aceptes lo que viene, para que tu corazón sane y entonces podrás volar y sentir otra vez que tu corazón vuelve a sentir bonito. Mira hacia adelante donde la cosa se pone buena, nunca para atrás, porque eso, no puedes cambiarlo.
El dolor es pasajero y eso también pasará.
La vida siempre te ha enseñado que detrás de un cambio siempre viene algo mejor, mucho mejor. Deja que el tiempo haga su magia y volverás a sonreír.
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